La legislación de asistencia social promocionada por Bernie Sanders, “progresistas” de la Cámara de Representantes y sus defensores pseudoizquierdistas como una prueba de que se pueda realizar reformas de mayor importancia a través del Partido Demócrata se ha convertido en una prueba fundamental de precisamente el contrario.
El martes, presidente Joe Biden tuvo una serie de reuniones tras puertas cerradas con congresistas Demócratas durante las que anunció que el precio de su proyecto de presupuesto “Volver Mejor” sería recortado de $3,5 billones durante 10 años a entre $1,75 billones y $1,9 billones. Incluso esta cifra drásticamente reducida depende del permiso de los achichincles más derechistas y descarados del gran negocio dentro del Partido Demócrata, particularmente los senadores Joe Manchin de Virginia Occidental y Kyrsten Sinema de Arizona.
Hace unas semanas, Manchin declaró que sólo apoyaría un proyecto de $1,5 billones durante un período de 10 años y desde entonces ha reiterado su oposición a cualquier medida de control climático que interfiera con los intereses económicos de la industria de combustibles fósiles, así como exigencias de que cualquier programa de asistencia social requiera medios de prueba y requisitos laborales.
A Manchin, el dueño multimillonario de una compañía carbonífera y destinatario de millones de dólares en donativos de la industria energética, se ha unido Sinema, una exactivista del Partido Verde ahora fundada copiosamente por la industria financiera. Ella ha dicho a los grupos de presión que está opuesta a cualquier aumento tributario sobre las corporaciones o los ricos y se opone a la provisión del proyecto presupuestario original que permitía que Medicare negociara reducciones en precios de medicamentos con las corporaciones farmacéuticas.
Las corporaciones farmacéuticas grandes han movilizado a 1.500 miembros de grupos de presión y gastado cientos de millones de dólares para prevenir que Medicare tenga la habilidad de negociar el precio de los medicamentos.
Según los reportes más recientes de la Comisión Federal de Elecciones del tercer trimestre, Manchin y Sinema juntos han ganado más de $400.000 de grupos de presión y otros de la industria de influencia, así como de comités de acción política corporativos y de grupos comerciales, a pesar de que ninguno de los dos se presenta para las elecciones de 2022.
En conjunto, Manchin ha ganado casi $1,6 millones desde el primero de julio hasta el 30 de septiembre, casi la cantidad total que él ganó en el tercer trimestre de 2018, cuando él estaba en el medio de las elecciones al Senado reñidas. Esta cifra no incluye la cantidad de más de $200.000 que ganó el comité de acción política de liderazgo de Manchin en julio y agosto.
Sinema ha ganado $1,1 millones, incluidos más de $125.000 de comités de acción política corporativos y de grupos comerciales, de grupos de presión y otros en la industria de la influencia.
El proyecto de ley recortado que Biden esbozó el martes, que Sanders y sus compañeros están buscando representar como “la instancia de legislación más importante para la gente obrera” desde el New Deal, es más el proyecto de Manchin que de Biden.
La justificación dada por Biden, Sanders, Nancy Pelosi, Chuck Schumer y sus aliados pseudoizquierdistas de los Socialistas Democráticos de América y organizaciones semejantes de obedecer el mando de Manchin y Sinema es la necesidad de asegurar todos los 50 votos Demócratas en el Senado para aprobar el proyecto presupuestario en la cámara dividida en dos partes iguales, mientras vicepresidenta Kamala Harris da el voto de calidad. El hecho es, sin embargo, que estos políticos, y sus compañeros derechistas en la comisión Demócrata de la Cámara de Representantes, tienen el mando porque ellos más directamente expresan las políticas sin piedad de la élite financiera-corporativa.
Los verdaderos autores de la agenda social Demócrata, suponiendo que el plan no se colapse enteramente durante los días y semanas que vienen, son los oligarcas corporativos que controlan a los dos partidos del capitalismo estadounidense. No tienen la menor intención de cederse voluntariamente frente a las exigencias de la gente obrera por salarios, condiciones laborales y condiciones de vida suficientes en el medio de una pandemia que ya ha asesinado, oficialmente, a casi 750.000 personas en los Estados Unidos. Ni están preparados para aceptar cualquier expansión significante de programas sociales.
El plan original de $3,5 billones de Biden–el mismo plan es una colección de medidas medias, muchas de las que involucran limosnas y exenciones tributarias nuevas para el gran negocio–apenas habría cubierto la menor parte de la crisis social que devasta a la población, y de ningún modo habría desafiado los niveles colosales de la desigualdad social y la riqueza arraigada de la oligarquía gobernante. De hecho, como Biden ha dicho repetidas veces durante sus discursos promoviendo su plan como una agenda “obrera”: “Soy un capitalista. No me importa si hay gente que gana millones y mil millones de dólares”.
Según los reportes de la prensa, el plan recortado de Biden incluye:
- Dos años gratis de universidad comunitaria–medida eliminada
- El recorte de licencia familiar pagada de 12 semanas a un límite que apenas supera 4 semanas
- Una extensión del crédito fiscal por hijo por solo un año
- La inclusión de atención dental bajo Medicare será recortada a un vale de $800 si no eliminada; sobre la atención oftalmológica y auditiva no se ha determinado
- Dudoso que se permita que Medicare negocie con las compañías farmacéuticas grandes para recortar los precios de medicamentos con receta
- · Financiación para cuidado en casa de gente de mayor edad y para vivienda pública será recortada drásticamente
- Beneficios extendidos bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible serán expandidos por solo tres años
- Incentivos y penas para impulsar que las utilidades cambien de combustibles fósiles a energía limpia–eliminados, así como propuestas para reemplazar el programa con un impuesto carbonífero
- Aumentos modestos de tasas tributarias para los ricos, de tasas tributarias corporativas y del impuesto sobre plusvalías–dudosos
- Un programa para vigilar las cuentas bancarias de los ricos para encontrar la evasión tributaria–drásticamente reducido
Un programa que según se reporta se queda intacto es el de educación preescolar universal para niños de tres y cuatro años. Eso resulta transparentemente del hecho de que la clase gobernante y los dos partidos están determinados de forzar a más mujeres obreras a entrar en la fuerza laboral.
Un programa para abordar la crisis climática urgente–trágicamente demostrada por los incendios salvajes devastadores e inundaciones impulsados por el cambio climático y la degradación de la infraestructura básica–los salarios de pobreza y las condiciones de plantas explotadoras a que confrontan los trabajadores, la evisceración de la educación pública, el sistema médico deteriorado, la falta de vivienda asequible y decente–merece, según Biden y los Demócratas, menos de $2 billones durante 10 años.
Es menos de $200 mil millones por año, mientras Biden y los Demócratas apoyan un presupuesto militar de $760 mil millones por año. El Banco de la Reserva Federal gasta $120 mil millones por mes para apoyar el mercado bursátil.
Para añadir el insulto a la herida, la evisceración por los Demócratas de su propio proyecto de ley según las exigencias de Wall Street coincide con un nuevo reporte que muestra que los milmillonarios estadounidenses aumentaron su riqueza colectiva durante los primeros 19 meses de la pandemia por $2,1 billones (un aumento de 70 por ciento) –es decir, más que el precio entero durante 10 años del supuesto “New Deal” de Biden.
Fundador y director ejecutivo de Amazon Jeff Bezos –quien, con Elon Musk, Michael Bloomberg y George Soros, pagó cero en impuestos federales sobre la renta durante los años recientes– vio un aumento de su riqueza desde $113 mil millones en valor neto hasta $192 mil millones. El periódico de Bezos, el Washington Post, publicó un artículo de opinión el miércoles exigiendo que los “progresistas” Demócratas se rindan sus “sueños”, que “nunca fueron realísticos” y “ahora están evaporándose”. En vez, el órgano de prensa de Bezos llamó por programas “en que las personas y las empresas se pueden confiar”, es decir, programas aprobados por el gran negocio.
La tarea ahora recae en Sanders y sus aliados “progresistas” de convencer al público a aceptar este proyecto miserable. El martes, representante Pramila Jayapal, jefa de la Comisión Progresista de la Cámara de Representantes, dijo a los reporteros, “Creo que todos todavía nos sentimos más optimistas al alcanzar un acuerdo sobre un proyecto de ley verdaderamente transformacional que fundamentalmente ayudará a la gente”.
Sanders tuiteó el miércoles que el proyecto de ley de la Agenda de Volver Mejor puede “mostrar a la gente obrera que ¡LA DEMOCRACIA FUNCIONA! Una democracia que sirve a su gente, la peor pesadilla de la clase dirigente”.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de octubre de 2021)
