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One Life: Anthony Hopkins en un drama acerca del Kindertransport, el rescate de niños de 1938-39 de un territorio controlado por los nazis

La élite gobernante de todos los países importantes está fomentando el crecimiento de partidos de ultraderecha y abiertamente fascistas, los cuales promueven el nacionalismo, el chovinismo antiinmigrante y el militarismo. Estos movimientos y sus figuras principales, desde Trump hasta Milei, Meloni hasta Netanyahu, son los enemigos mortales de la clase trabajadora.

Por lo tanto, que el cine retrate la barbarie del fascismo en todos sus aspectos conserva su relevancia y necesidad candentes.

Anthony Hopkins en One Life

One Life, del veterano director de televisión británico James Hawes, a partir de un guion de Lucinda Coxon, Nick Drake y Barbara Winton, es una historia conmovedora sobre la criminalidad de la Alemania nazi y de quienes se resistieron a ella. Basado en la biografía de Barbara Winton del mismo título, el drama histórico sobre el rescate de niños refugiados de Checoslovaquia inmediatamente antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial presenta a Anthony Hopkins como Nicholas Winton (el padre de Barbara, 1909-2015). Winton salvó a 669 niños, predominantemente judíos, de las garras de los nazis. La operación más tarde se conocería como Kindertransport (“transporte de niños” en alemán).

Los padres de Winton eran judíos alemanes que emigraron a Londres a principios del siglo XX, cambiaron su apellido Wertheim y se convirtieron al cristianismo. Un artículo de 2019 en Jewish Historical Studies observó: “Más que cualquier otra persona, el conocido Nicholas Winton ha sido identificado con el Kindertransport checo. Winton recibió reconocimiento mundial como el organizador de los transportes de niños desde Praga y ha sido el tema de muchas publicaciones y películas. Winton se ha convertido en un icono medio siglo después de los hechos reales”.

One Life va y viene entre los primeros días de la Segunda Guerra Mundial y finales de los años 80.

Curiosamente, la película comienza, de hecho, con una escena ambientada en el último período en la cual simpatizantes y familiares de inmigrantes tamiles se reúnen a las puertas de un centro de detención de refugiados de Londres para protestar contra el plan del gobierno de deportarlos. Mientras los manifestantes explican: “Vinimos aquí porque en nuestro país nuestras vidas corren peligro. Vinimos para mantener a nuestros hijos a salvo”, un locutor de noticias de televisión entona: “Un portavoz del Ministerio del Interior describió el historial humanitario de Gran Bretaña como extraordinario”.

Partes de la obra de Hawes se desarrollan en 1938, cuando Nicky Winton (Johnny Flynn interpreta al joven Winton), un corredor de bolsa de Londres, viaja a Checoslovaquia como voluntario para ayudar al Comité Británico para los Refugiados de Checoslovaquia (BCRC). Mientras está en Praga, queda consternado por las condiciones desesperadas y empobrecidas de las familias, sin comida ni refugio, que han huido del ascenso de las fuerzas hitlerianas en Alemania y Austria y ahora están amenazadas por una invasión Nazi de Checoslovaquia.

A pesar de las afirmaciones posteriores sobre el historial 'sobresaliente' de Gran Bretaña, One Life establece que los burócratas del Reino Unido en 1938 eran en gran medida indiferentes al destino de los niños en Checoslovaquia. Como revela este fragmento de diálogo.

-¿Qué pasa con los trenes del gobierno británico?

-¿Qué pasa con los trenes del gobierno británico?

-¿El Kindertransport?

-Sólo es para niños que salen de Alemania y Austria.

-No de Checoslovaquia.

-Desafortunadamente, el gobierno de Su Majestad se niega a creer que estas personas estén en peligro.

Finalmente, el gobierno británico aceptó admitir a los niños, pero en términos onerosos: 'Una solicitud de visa separada para cada niño. Un patrocinador individual debe prometer pagar todas las necesidades del niño. Y una tarifa de 50 libras [5.446 dólares de hoy] para pagar su eventual regreso'.

Romola Garai, Juliana Moska y Johnny Flynn en One Life

Nicky escribe a un periódico británico:

Estimado señor, acabo de regresar de Praga, donde estuve evaluando el destino de los refugiados en la ciudad. Entre las muchas almas desafortunadas, encontré a unos 2.000 niños viviendo en campamentos húmedos y superpoblados. Campamentos superpoblados e insalubres. Hay familias como ésta, como la suya, viviendo en condiciones que no puede imaginar. La amenaza de la guerra se cierne sobre ellos. Lo que han hecho por usted es oponerse al expansionismo nazi. Todo lo que piden, a cambio, es un refugio temporal para sus hijos. De cualquier horror que esté por venir.

También apeló al presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt (“No fue muy bueno. Nunca volví a saber nada de él”).

En un momento dado, el joven Winton explica: “Me considero europeo, agnóstico y socialista”.

Con la ayuda de la enérgica madre de Nicky ( Helena Bonham Carter ), colegas y amigos del Reino Unido y Praga, se lleva a cabo un esfuerzo monumental que incluye pegar las fotos de los niños en los visados, recaudar grandes sumas de dinero y convencer a familias británicas de acoger a los niños. El equipo recopiló o falsificó los documentos de viaje de los niños y colocó anuncios en los periódicos para encontrarles hogares de acogida.

El 14 de marzo de 1939, el día antes que la Alemania nazi invadiera las regiones checas de Bohemia y Moravia, el primero de los ocho trenes que transportaban a los más de 600 niños se dirigía a Gran Bretaña. Estaba previsto que saliera un noveno tren el 3 de septiembre, pero se detuvo. Alemania había invadido Polonia dos días antes, iniciando oficialmente la guerra, y las fronteras estaban cerradas. No se sabe si alguno de los aproximadamente 250 niños que viajaban en ese tren haya sobrevivido. La película incluye una escena horrorosa de niños que son sacados a rastras de los trenes por soldados alemanes.

Cincuenta años después, Nicky ( Hopkins ) vive una vida modesta en Inglaterra con su esposa Grete (Lena Olin), nacida en Dinamarca, atormentado por los pensamientos de los miles de niños que simplemente no pudo salvar. Acosado por la culpa, le dicen que 15.000 niños fueron enviados a campos de concentración en Checoslovaquia, pero menos de 200 sobrevivieron.

En 1988, Winton es invitado a participar en la serie de televisión de la BBC, ¡That’s Life! de la presentadora de televisión Esther Rantzen (Samantha Spiro), para 'verificar la exactitud histórica' de la historia de Kindertransport, según le dicen. No tiene idea de por qué lo colocan en el medio de la primera fila o que se sentará al lado de Vera Gissing (Henrietta Garden), uno de los niños que salvó. Gissing también se sorprende y se abruma por la emoción cuando se revelan sus identidades en el programa. La semana siguiente, el estudio está lleno de otros niños rescatados y sus familias. (Los programas se pueden ver aquí ).

Winton recibió el apodo de “el Schindler británico” en honor al industrial alemán Oskar Schindler, que salvó a unos 1.200 judíos durante el Holocausto. Más de 6.000 hijos y nietos del Kindertransport checo deben sus vidas en parte a Nicholas Winton.

One Life

One Life dramatiza concienzudamente una historia extraordinaria. El veterano Hopkins hace una contribución sobresaliente a la película. Hopkins se sumerge en el personaje con tremenda habilidad, personificando la modestia y el emocionalismo tranquilo. Aunque hace mucho por llevar la película, Bonham Carter, Olin y Flynn como el joven Nicky, así como el resto del elenco, forman un conjunto fascinante. El director de fotografía Zac Nicholson agrega textura y ambiente a la conocida historia y la banda sonora de Volker Bertelmann ofrece emoción adicional.

En una entrevista con Movieweb, se le preguntó al director Hawes sobre el “mensaje” que quería que los espectadores se llevaran de One Life. El cineasta respondió que, de hecho, había “dos mensajes”. En primer lugar, afirmó, Winton “se horrorizaría de que no hayamos aprendido las lecciones de la Segunda Guerra Mundial y que tanto… sea tan similar ahora. Deberíamos mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos, ¿por qué es así?”

En segundo lugar, Hawes afirmó que Winton insistiría en que todos los niños sean tratados “por igual. No se trata de raza o credo, ni etnia, ni estatus social. Todos deberían ser tratados por igual, tener las mismas oportunidades, y la oportunidad de vivir, sobrevivir y no morir en las guerras que nosotros, los adultos, les imponemos”.

Todo esto es mérito de los cineastas, pero hay que decir algo sobre su punto de vista limitado. En otra entrevista (con Original-Cin ), Hawes argumentó que “la lección de Nicky es simple. No tienes que resolverlo todo, pero haz tu parte. Haz lo que sea decente. Habló de esta idea de la bondad activa, que no basta con decir que estoy siendo bueno. Haz todo lo que puedas.

“Puede ser algo muy local, puede ser un pequeño gesto, pero simplemente hay que hacer algo… Se trata de dar ese poquito que se puede y no de esperar que se acojan a 20 refugiados, sino simplemente de ver cómo se puede ser consciente y participar en el debate”.

No se puede dudar del coraje de Winton y de la sinceridad de Hawes. Pero el hecho es que Winton y otros humanitarios, cuyas acciones fueron valientes y heroicas, sólo pudieron salvar a una fracción minúscula de la población judía europea. La derrota de la barbarie social requiere la acción revolucionaria de masas coordinada de la clase obrera.

La amenaza y los crímenes del fascismo, incluida la variedad sionista, se eliminarán sólo cuando se acabe su fuente, el sistema capitalista, y no antes.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de julio de 2024)

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