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Perspectiva

Autorizando el uso de armas de la OTAN en Rusia, EE.UU. prepara una importante intensificación de la guerra global

Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están preparándose para anunciar inminentemente que permitirán que Ucrania dispare misiles de la OTAN profundamente en territorio ruso, en la mayor escalada de la guerra con Rusia hasta la fecha.

Lanzamiento de un misil ATACMS desde un MLRS M270

En cuestión de días tras el anuncio, los misiles de largo alcance producidos por las potencias de la OTAN podrían estar lloviendo sobre ciudades rusas, dirigidos con datos entregados por la propia OTAN, cruzando claramente un umbral establecido por la doctrina militar rusa para tomar represalias con armas nucleares.

A principios de esta semana, Ucrania lanzó su mayor ataque con drones explosivos contra Rusia continental hasta la fecha, resultando en la primera víctima mortal en Moscú, la capital rusa, y la destrucción de decenas de viviendas.

Comentando sobre el esperado anuncio de los funcionarios de la OTAN, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró: “Si se toma esta decisión, significará nada menos que la participación directa de los países de la OTAN, Estados Unidos y los países europeos, en el conflicto de Ucrania”.

Y añadió: “Su participación directa, por supuesto, cambia significativamente la esencia misma, la naturaleza misma del conflicto”.

Dentro de la élite política rusa, crecen las peticiones para que Rusia tome represalias contra las potencias de la OTAN, incluso con armas nucleares.

El miércoles, el exasesor del Kremlin, Serguéi Karagánov, concedió una entrevista al diario Kommersant en la que instó al país a estar preparado para utilizar armas nucleares en respuesta a los ataques de la OTAN. “Ya es hora de que declaremos que cualquier ataque masivo contra nuestro territorio nos da derecho a responder con un ataque nuclear”, afirmó.

Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están actuando con una temeridad pasmosa. Las potencias de la OTAN han justificado sus acciones afirmando sin rodeos que Putin no tomará represalias militares a las acciones estadounidenses.

El lunes, un grupo de destacados republicanos de la Cámara de Representantes publicó una carta dirigida al presidente Joe Biden en la que pedían el levantamiento de todas las restricciones que aún pesan sobre el uso por parte de Ucrania de las armas proporcionadas por la OTAN. La carta declaraba que las “preocupaciones de una escalada” han sido “sistemáticamente invalidadas desde el primer día de la guerra”. Afirma que “ni el uso por parte de Ucrania de armas proporcionadas por Estados Unidos en Rusia ni su incursión militar en la región rusa de Kursk –la primera ocupación extranjera de territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial— han desencadenado una escalada por parte de Rusia”.

Estos argumentos no resisten el escrutinio más básico. ¿Por qué el hecho de que Rusia no haya tomado represalias contra provocaciones menores en el pasado significa que no responderá a provocaciones mayores en el futuro? De hecho, el hecho de no haber respondido en el pasado podría aumentar la presión sobre Putin para que lo haga esta vez.

Biden ha calificado al presidente ruso Putin de “loco asesino en marcha”. Pero, ¿por qué habría de esperarse que un presidente “loco” responda a los ataques contra sus ciudades con moderación y mesura?

Cuando la Unión Soviética colocó armas nucleares en Cuba durante la crisis de los misiles en octubre de 1962, el presidente estadounidense John F. Kennedy declaró que “será política de esta nación considerar cualquier misil nuclear lanzado desde Cuba contra cualquier nación del hemisferio occidental como un ataque de la Unión Soviética contra Estados Unidos, que requerirá una represalia hacia la Unión Soviética”.

¿Qué impide que Putin repita las palabras de Kennedy a Biden? “Será política de esta nación considerar cualquier misil lanzado desde Ucrania contra cualquier nación del hemisferio oriental como un ataque de Estados Unidos, que requerirá una represalia hacia la alianza de la OTAN”.

De hecho, existe un elemento de provocación consciente y deliberada en las acciones de las potencias de la OTAN.

Rusia parece estar a punto de lograr un avance militar significativo en el Dombás y está lanzando una nueva ofensiva contra las tropas ucranianas en Járkov. En medio de la creciente oposición interna de Ucrania a la guerra, todo el frente oriental corre el riesgo de derrumbarse sin una intervención sustancial de la OTAN.

A solo dos meses de unas elecciones presidenciales estadounidenses de importancia crucial, las potencias estadounidenses y de la OTAN están tratando de crear “hechos sobre el terreno” que obliguen una escalada de la guerra independientemente del resultado de las elecciones.

La escalada del militarismo estadounidense se ve impulsada forzosamente por la crisis cada vez más profunda y prolongada de la hegemonía económica mundial de Estados Unidos. El precio del oro, un indicador de la preocupación por el futuro del dólar, ha aumentado frente al dólar un 3 por ciento en el último mes, un 15 por ciento en los últimos seis meses, un 30 por ciento en el último año y casi un 70 por ciento en los últimos cinco años.

Mientras tanto, la deuda federal estadounidense sigue aumentando, alcanzando 35,3 billones de dólares. Estados Unidos paga ahora la asombrosa cifra de 3.000 millones de dólares al día solo en intereses de la deuda federal.

Una devaluación sustancial del dólar haría que esta deuda masiva, junto con las deudas de las grandes empresas estadounidenses, fuera imposible de pagar.

En otras palabras, garantizar la hegemonía mundial por cualquier medio necesario es una cuestión desesperada y existencial para el imperialismo estadounidense, y Washington hará lo que sea.

Como dijo la vicepresidenta Kamala Harris durante el debate presidencial de esta semana, “mantener la posición de Estados Unidos en el mundo” significa “garantizar que tenemos la fuerza de combate más letal del mundo”.

La guerra con Rusia es parte de un impulso global para reorganizar el mundo según la dominación de EEUU; incluyendo el genocidio de Gaza y la guerra con Irán en Oriente Próximo, y los preparativos de guerra con China. En este impulso monomaníaco para la dominación global, el imperialismo estadounidense está dispuesto a sacrificar la vida de millones de hombres, mujeres y niños en todos los países del mundo.

Hay que poner fin a esta escalada bélica mundial. Los horrores del siglo XX, incluido el uso de armas nucleares, no deben repetirse.

La guerra va acompañada de un asalto intensificado a los derechos sociales de la clase obrera en casa. Los trabajadores deben resistirse al intento de hacerles pagar por la campaña bélica y luchar por unificar la lucha por el empleo y los salarios con la lucha contra la guerra imperialista global.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 12 de septiembre de 2024)

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