Los trabajadores postales en Estados Unidos enfrentan una crisis existencial. El presidente Trump y Elon Musk planean privatizar el ), amenazando con la eliminación de decenas de miles de puestos de trabajo y la destrucción del correo como un servicio público.
Esto forma parte del impulso de Trump hacia la dictadura. Ha ignorado órdenes judiciales, invocado ilegalmente poderes de guerra, criminalizado la oposición y está desmantelando o privatizando todos los programas federales que no estén directamente relacionados con el ejército o la policía.
Las burocracias sindicales, incluyendo la Asociación Nacional de Carteros (NALC), están habilitando a Trump al trabajar para bloquear cualquier oposición activa de la clase trabajadora. Después de que los carteros urbanos rechazaran un contrato a principios de este año por más de 2 a 1, la NALC y su presidente, Brian Renfroe, enviaron el acuerdo a arbitraje obligatorio, donde se impuso sin cambios significativos, allanando el camino para ataques masivos contra el servicio postal.
La tarea inmediata para los trabajadores es destruir el aparato sindical y reemplazarlo con comités de base—órganos genuinos y democráticos del poder obrero. Esto debe combinarse con el rechazo de la política nacionalista y procapitalista de la burocracia en favor de un movimiento unificado internacionalmente contra el sistema capitalista de ganancias. Solo así puede desarrollarse un movimiento viable de la clase trabajadora contra la dictadura.
Como declaró el Comité de Base de Trabajadores del USPS en una declaración el mes pasado: “La única manera de salvar el Servicio Postal—y la democracia estadounidense—es mediante la movilización masiva de la clase trabajadora… Si tan solo sabemos cómo usar [nuestro] poder, podemos derrotar los ataques de Trump y su puñado de oligarcas y derechistas”.
¿Qué es Build a Fighting NALC?
Ante el creciente descontento y enojo de la clase trabajadora, fracciones pseudoizquierdistas de la burocracia están utilizando retórica sobre “las bases” para evitar que esta oposición se libere del control sindical. En el USPS, uno de los principales grupos de este tipo es Build a Fighting NALC (BFN).
BFN insiste en que los trabajadores no pueden actuar sin el permiso y la aprobación de la burocracia. En lugar de alentar una auténtica rebelión de base, afirman falsamente que los trabajadores pueden presionar a la burocracia para que se reforme a sí misma y dirija la lucha.
Frente a la creciente oposición política a Trump—expresada en la participación de millones de personas en protestas masivas el 5 de abril—BFN trabaja para desviar a los trabajadores de una lucha política, promoviendo estrechas concepciones gremialistas que reducen todo al lenguaje de los contratos laborales. Su enfoque no solo se limita al USPS, sino específicamente a la NALC, que representa apenas un tercio de la fuerza laboral postal total.
El peligro del fascismo—e incluso el nombre de Trump—casi no se mencionan en los comunicados de BFN. Cuando Trump es mencionado, es solo en relación con la privatización del USPS, sin ningún esfuerzo por conectar esto con su estrategia más amplia de establecer una dictadura.
BFN afirma que se puede defender el Servicio Postal—establecido durante la Revolución Americana—a través de la negociación colectiva, excluyendo la necesidad de una lucha política más amplia que contraponga al conjunto de la clase trabajadora al aspirante a dictador fascista Trump. Todo esto, mientras Trump despide ilegalmente a decenas de miles de trabajadores federales y ha emitido una orden ejecutiva que permite romper contratos a voluntad.
En defensa de la burocracia
La propuesta de BFN para que los trabajadores se opongan a los directivos de la NALC equivale a una insurrección de rodillas. Aunque se quejan rutinariamente de las políticas “conservadoras” de Renfroe—quien es ampliamente despreciado por los carteros urbanos—en marzo emitieron una carta abierta aduladora pidiéndole con humildad que se “enfocara exclusivamente” en la tabla salarial y la eliminación de los City Carrier Assistants (CCA) de segunda categoría durante las conversaciones de arbitraje.
La carta terminaba besando el anillo de Renfroe: “Agradecemos su liderazgo y seguimos comprometidos a trabajar juntos para lograr una resolución justa y equitativa a través del proceso de arbitraje”.
Otra carta abierta de BFN instaba a funcionarios sindicales locales “a organizar discusiones para llegar a un acuerdo sobre las mejores formas de acción colectiva para defender nuestros empleos.” Se alentaba a los presidentes de las sucursales locales a permitir este tipo de discusiones en las reuniones generales de miembros. Si las juntas ejecutivas se negaban, se exhortaba a los trabajadores a recolectar firmas para añadir el tema a la agenda.
Estas cartas, que cedían toda la iniciativa a la burocracia y subordinaban a los trabajadores a su autoridad, no condujeron a nada.
El papel de Labor Notes
BFN es parte de un agrupamiento más amplio de fracciones similares en otros sindicatos que cumplen la misma función de bloquear una rebelión contra el aparato burocrático. BFN fue fundado durante la conferencia de 2022 de Labor Notes, un grupo pseudoizquierdista detrás de muchas camarillas “reformistas” dentro de los sindicatos.
Desde su fundación en los años 70, Labor Notes ha rechazado la lucha por el socialismo dentro de la clase trabajadora como “utópica” e incluso “divisiva”, alegando en su lugar que los trabajadores pueden librar una lucha meramente económica evitando la política. Al mismo tiempo, ha respaldado a cada burócrata anticomunista que ha promovido como “reformador” sindical.
Relacionado con esto está la explicación completamente subjetiva de Labor Notes para las traiciones de la burocracia, culpando a las políticas equivocadas de los altos funcionarios o a su inclinación por el “sindicalismo empresarial”. En realidad, estas traiciones fluyen inevitablemente de los intereses materiales de la burocracia misma, cuyos salarios de seis cifras dependen de demostrarle a la patronal y al gobierno que pueden imponer la disciplina laboral y reprimir la oposición.
Por ello, cada una de las camarillas “reformistas” que ha tomado el control de un sindicato ha acabado siendo igual de mala—o peor—que los burócratas a los que reemplazaron.
En los últimos años, a medida que la oposición ha comenzado a desafiar seriamente el control de la burocracia, las fracciones reformistas han sido promovidas mediante una operación calculada y consciente. Labor Notes y sus fracciones aliadas, incluyendo a los Socialistas Democráticos de Estados Unidos, están profundamente integrados en el Partido Demócrata y desempeñan un papel crucial desviando la oposición social hacia canales seguros.
Incluso han ayudado a fomentar ilusiones en Trump, en particular mediante el respaldo a políticas económicas nacionalistas y la colaboración con sindicalistas que se alinean con su administración.
La misma conferencia en la que se fundó BFN tuvo como orador principal al nuevo presidente de los Teamsters, Sean O’Brien—impulsado por la camarilla Teamsters for a Democratic Union. El supuesto “reformista” de ayer se ha revelado hoy como un abierto partidario de Trump. O’Brien es directamente responsable de la destrucción de decenas de miles de empleos en UPS, donde se está llevando a cabo una brutal reestructuración paralela a los ataques en curso en el USPS.
Otro orador destacado en la conferencia del año pasado de Labor Notes, el presidente del sindicato United Auto Workers, Shawn Fain—elegido con el respaldo de la facción UAWD apoyada por Labor Notes—ahora es uno de los principales defensores de la guerra comercial de Trump. Fain ha afirmado falsamente que las políticas económicas nacionalistas de Trump devolverán empleos que el propio UAW y Fain han contribuido a destruir.
UAWD respaldó a Fain en oposición explícita al trabajador automotriz socialista Will Lehman, quien se postuló en las elecciones del UAW de 2022 con una plataforma centrada en construir comités de base para abolir la burocracia y trasladar el poder al taller.
Como predijo Lehman, la única diferencia sustancial después de la elección de estos “reformistas” fue el aumento en sus propios cheques de sueldo. Dos exmiembros del personal de Labor Notes, Jonah Furman y Chris Brooks, ocupan ahora puestos directivos en el UAW, cada uno con salarios superiores a los 150.000 dólares al año. Lejos de oponerse al peligro fascista, han emitido declaraciones que respaldan explícitamente la agenda comercial de Trump, quedando expuestos como colaboradores de un régimen orientado hacia la dictadura.
Como BFN quiere replicar este “éxito” en el NALC, se ve obligado a falsificar el miserable historial de estos supuestos reformistas. Documentos de organización y declaraciones públicas de su dirigente, el representante sindical Tyler Vasseur, han elogiado tanto a Fain como a O’Brien.
Vasseur en particular ha alabado los contratos impuestos por ambos sindicatos mediante mentiras en 2023, que presenta como ejemplos de sindicalismo combativo que obligaron a las empresas a “conceder mucho más de lo que querían”. En realidad, esos contratos condujeron directamente a miles de despidos casi inmediatamente después de su entrada en vigor.
Ahora que se han anunciado los resultados del arbitraje, BFN aconseja a los trabajadores esperar hasta las próximas elecciones del NALC en 2026. Según BFN, los candidatos sindicales “deberán demostrar un verdadero esfuerzo por presentar una visión de una administración que rompa con el sindicalismo empresarial de Renfroe y administraciones previas.”
En realidad, la experiencia con los Teamsters y el UAW muestra que blanquearán el historial de cualquier burócrata dispuesto a trabajar con ellos para impulsar sus propias carreras, mientras figuras como Vasseur ascienden a altos cargos sindicales colgados de sus faldones.
El derecho a huelga
En las últimas semanas, como concesión verbal ante el creciente sentimiento combativo, BFN ha comenzado a emitir declaraciones llamando a los trabajadores a “luchar por el derecho a huelga”. Según la ley laboral estadounidense, los empleados federales tienen prohibido hacer huelga.
Una declaración afirmó: “Esta es exactamente la situación que exige dicha acción, ya que la huelga es el arma más poderosa que tienen los trabajadores para luchar por nuestros intereses. La amenaza de privatización de parte de la administración Trump hace esto aún más urgente”.
Esto equivale, esencialmente, a pedirles a los trabajadores que exijan al gobierno—es decir, a Trump—que les “conceda” el derecho a huelga, para que quizás puedan ejercerlo en algún momento futuro.
Esto no solo es un callejón sin salida—ni Trump ni los demócratas, que prohibieron una huelga nacional ferroviaria hace menos de tres años, concederán tal derecho—sino que está basado en una premisa falsa.
Durante siglos, el pensamiento político progresista ha sostenido que los derechos son inalienables y existen independientemente de que un gobierno los reconozca. En palabras de Thomas Jefferson en la Declaración de Independencia: “cada vez que una forma de gobierno se convierte en destructiva para estos fines, es Derecho del Pueblo alterarla o abolirla, e instituir una nueva.”
El reconocimiento legal del derecho a huelga no se consiguió apelando a los que están en el poder, sino mediante décadas de amargas luchas desde finales del siglo XIX hasta principios del XX, en las cuales la clase dominante estadounidense no dudó en usar los tribunales, la policía y los militares contra los trabajadores.
Hoy, cuando Trump amenaza con violar este y todos los demás derechos básicos de la clase trabajadora, la única respuesta es la que adoptaron los colonos americanos en su revolución contra la tiranía de la corona británica.
En tiempos modernos, la fuerza fundamental capaz de defender los derechos democráticos es la clase trabajadora. Esto significa acción de masas, incluida una huelga general. Tal lucha inevitablemente enfrentará a los trabajadores con la administración Trump y el Partido Demócrata—justamente lo que BFN rechaza.
BFN, sin embargo, separando a los trabajadores postales y federales del resto de la clase obrera, pretende mantenerlos inactivos hasta que su “derecho” a actuar sea formalmente reconocido por las mismas fuerzas que los atacan—es decir, nunca. Si los trabajadores siguieran este consejo, solo asegurarían el éxito de los planes dictatoriales de Trump al paralizar la oposición desde abajo.
Conclusión
El programa de BFN no es simplemente erróneo: cumple una función social crucial tanto para la burocracia sindical como para el capitalismo en su conjunto.
¡Los trabajadores no deben dejarse engañar por estos agrupamientos! El aparato burocrático sindical no puede reformarse. Debe ser destruido y barrido por las bases, que deben organizarse de forma independiente a través de comités de base en cada lugar de trabajo y movilizar un movimiento masivo de la clase trabajadora.
Estas nuevas organizaciones, controladas democráticamente por las propias bases, devolverán el poder al taller y unirán a la clase trabajadora en Estados Unidos y en todo el mundo contra la austeridad, el fascismo y la guerra.
El Comité de Base de Trabajadores del USPS y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (IWA-RFC, por sus siglas en inglés) luchan por construir esas organizaciones. Una reciente reunión en línea patrocinada por la IWA-RFC con 150 trabajadores postales y sus simpatizantes aprobó una resolución que declaraba:
Se acabó el tiempo de las declaraciones vacías. La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base y el Comité de Base de Trabajadores del USPS hacen un llamado a preparativos inmediatos para la resistencia masiva… Rechazamos el desmantelamiento de los servicios públicos y exigimos el control de los trabajadores sobre sectores vitales como el USPS. El único camino para seguir es mediante la organización independiente de la clase trabajadora, en oposición a ambos partidos respaldados por las corporaciones y sus instrumentos de control en el aparato sindical.
Esta es la tarea esencial.
(Artículo originalmente publicado en inglés el 8 de abril de 2025)
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