Español

La lucha contra la extrema derecha Alternativa para Alemania requiere una lucha contra el capitalismo

Björn Höcke [AP Photo/Jens Meyer]

Esta declaración se distribuyó en una manifestación de decenas de miles de jóvenes contra la fundación de la organización juvenil de la AfD en Giessen el 29 de noviembre.

Decenas de miles de personas se manifiestan en Giessen contra la fundación de la organización juvenil fascista de Alternativa para Alemania (AfD). Las protestas masivas son significativas, porque la AfD se está integrando cada vez más abiertamente en la clase política. Partes sustanciales de su programa, como la persecución de los refugiados y la campaña de rearme masivo, están siendo implementadas por todos los partidos parlamentarios.

Sin embargo, la protesta está siendo liderada políticamente por las mismas fuerzas que se están desplazando cada vez más hacia la derecha y allanando el camino para la fascista AfD: los sindicatos, el Partido Socialdemócrata (SPD), los Verdes, el partido La Izquierda e incluso el Partido Liberal Democrático (FDP). Una lucha seria contra el peligro fascista requiere una comprensión clara de las causas de este giro hacia la derecha: el militarismo creciente y la profunda crisis del capitalismo. Requiere una perspectiva socialista que elimine la base de la guerra y el fascismo: el sistema capitalista.

En Estados Unidos, Donald Trump ya ha formado un gobierno de la oligarquía financiera que reprime toda resistencia a la deportación masiva de trabajadores inmigrantes, al genocidio en Gaza y a sus planes de guerra, con la ayuda de bandas fascistas y el ejército.

También en Alemania, los fascistas se están integrando cada vez más en el trabajo parlamentario. La Asociación de Empresas Familiares anunció recientemente que en el futuro cooperará con la AfD. En la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el líder de la facción Jens Spahn y la presidenta del Bundestag (parlamento) Julia Klöckner llevan mucho tiempo trabajando para recibir el apoyo de la AfD, o incluso para incorporarla directamente al gobierno.

Por esta razón, la movilización para la manifestación de hoy también ha sido objeto de ataques masivos. En Berlín, se prohibió a los estudiantes celebrar asambleas antifascistas para movilizar a la gente para Giessen. El gobierno estatal de la CDU-SPD en Hesse envió a miles de policías a la ciudad para reprimir brutalmente las protestas y permitir la fundación de la organización juvenil fascista.

No se trata de errores aislados. El apoyo y la integración de la AfD están totalmente en línea con la política del Gobierno federal. Este convierte a los refugiados y migrantes en chivos expiatorios, deporta a personas a gran escala, recorta el gasto social a nivel federal, estatal y municipal y se está rearmando a una escala nunca vista desde Hitler.

Está preparando la infraestructura de Alemania «para la guerra», reintroduciendo el servicio militar obligatorio y reconvirtiendo la economía a la producción de armamento, de modo que Berlín pueda estar en condiciones de declarar la guerra a Rusia en un plazo de tres años. Estos planes demenciales y la militarización de la sociedad en su conjunto no pueden imponerse por métodos democráticos. Por eso ya se está reprimiendo a los opositores a la guerra y al genocidio, y por eso se está cortejando a los fascistas de la AfD. A nivel internacional, el Gobierno alemán lleva mucho tiempo colaborando estrechamente con la fascista Giorgia Meloni en Italia y doblegándose ante Trump.

Los despidos masivos en la industria, los severos recortes sociales y la agresiva política bélica son consecuencia de la profunda crisis del capitalismo, que se ve agravada por la revolución tecnológica de la inteligencia artificial. Al igual que Hitler fue llevado al poder en 1933 por las élites empresariales, políticas y militares para salvar el capitalismo y preparar la guerra mundial, la clase dominante actual vuelve a recurrir a las fuerzas autoritarias y fascistas para defender su orden social, totalmente en bancarrota.

Por eso, un movimiento contra el fascismo también debe volverse contra su causa fundamental: el capitalismo. Solo si se expropian los grandes bancos y las grandes empresas y se someten a un control democrático, la economía mundial podrá planificarse de forma racional y satisfacer las necesidades humanas. De lo contrario, la oligarquía financiera ultra rica volverá a la barbarie para defender sus absurdos privilegios.

Existe una sólida base objetiva para esta perspectiva socialista: la clase obrera internacional, es decir, todos aquellos que crean toda la riqueza y soportan toda la carga de la guerra y la crisis. En toda Europa y a nivel internacional, la clase trabajadora está entrando en lucha. En Italia, millones de trabajadores están en huelga contra el gobierno fascista de Meloni; en Bélgica y Francia, millones protestan contra los dictados de austeridad y la política de guerra; y en Estados Unidos, las protestas «No Kings» fueron las mayores manifestaciones coordinadas en la historia del país. La manifestación de hoy contra la AfD forma parte de esta movilización internacional.

Pero la cuestión decisiva es la perspectiva. Si las protestas se mantienen dentro del marco capitalista y están dominadas por partidos y sindicatos procapitalistas, no lograrán nada.

En Estados Unidos, el Partido Demócrata está colaborando estrechamente con Trump. El recién elegido alcalde «de izquierdas» de Nueva York, Zohran Mamdani, se reconcilió con Trump incluso antes de tomar posesión de su cargo. Esto demuestra que toda la clase dominante está comprometida con la guerra y la dictadura.

También aquí, los Verdes y el partido La Izquierda apoyan la política de extrema derecha del Gobierno federal en todos los puntos esenciales. El partido La Izquierda aprobó los créditos de guerra por valor de un billón de euros en el Consejo Federal, permitió que Friedrich Merz fuera elegido canciller rápidamente y presta sus votos al Gobierno siempre que es necesario. A nivel estatal y municipal, aplica recortes y deportaciones. Para los Verdes, la política bélica del gobierno no va lo suficientemente lejos; preferirían entrar en guerra contra la Rusia nuclear lo antes posible.

Los antiguos partidos «de izquierda» están marchando directamente hacia la derecha porque defienden el sistema capitalista en bancarrota, que se hunde cada vez más en la barbarie. Lo mismo ocurre con los burócratas sindicales. Han degenerado en cogestores que imponen los dictados de los ejecutivos de las empresas a la clase trabajadora. Apoyan la agenda nacionalista de la guerra comercial y el conflicto militar.

Los trabajadores solo pueden detener el giro hacia la derecha y evitar la guerra y el fascismo si rompen con estas organizaciones procapitalistas y se organizan en comités de acción independientes de base que vinculen la lucha contra los ataques sociales con la lucha contra la guerra y defiendan los derechos democráticos. Estos comités de acción deben unirse más allá de las fronteras nacionales y afiliarse a la Alianza Internacional de Comités de Base.

Solo si las masas intervienen de forma independiente en la vida política sobre esta base se podrá romper el poder de los bancos y las corporaciones y evitar la guerra y el fascismo. Por lo tanto, hacemos un llamado a todos los participantes en la manifestación para que estudien el programa del Sozialistische Gleichheitspartei (Partido Socialista por la Igualdad, SGP) y participen activamente en su construcción como un nuevo partido socialista de masas.

(Publicado originalmente en ingles el 1 de diciembre de 2025)

Loading