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Perspectiva

Mientras guardan silencio sobre política exterior en su convención, los demócratas preparan una intensificación de la guerra global

El expresidente Barack Obama se pronuncia durante la Convención Nacional Demócrata, 20 de agosto de 2024, Chicago [AP Photo/Brynn Anderson]

El aspecto más impactante de la Convención Nacional Demócrata en Chicago es cómo ha pasado por alto cualquier discusión sobre la política exterior del Gobierno de Biden o la de un Gobierno de Harris, a pesar de que EE.UU. está involucrado en una guerra con Rusia y prepara una posible guerra con China.

El Partido Demócrata, y no solo el “Genocida Joe” es plenamente culpable del genocidio en Gaza, que se ha cobrado oficialmente 40.000 vidas, y posiblemente la cifra real sea 200.000. A pesar de las pocas referencias deshonestas e hipócritas a un “cese al fuego”, el genocidio no fue mencionado por los funcionarios bañados en la sangre de los palestinos.

Lo mismo ocurre con la escalada de la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia y los preparativos de guerra contra China. Ni el expresidente Barack Obama, ni la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, ni el candidato a la vicepresidencia Tim Walz hicieron referencia alguna a la política estadounidense con respecto a Rusia o China. Biden aludió brevemente a la guerra de Estados Unidos con Rusia y a la guerra comercial con China en un solo párrafo.

Pero mientras se celebraba la Convención Nacional Demócrata, vehículos blindados estadounidenses cruzaban la frontera rusa en el marco de una ofensiva ucraniana, respaldada por la OTAN, dentro de territorio ruso. El miércoles, Ucrania lanzó un ataque con drones contra Moscú, la capital rusa, uno de los mayores ataques directos contra Moscú desde que comenzó la guerra.

El martes, el día en que Obama se pronunció ante la convención, el New York Times informó que la Administración de Biden adoptó un nuevo documento de estrategia nuclear que ampliaría significativamente el número de armas nucleares estadounidenses desplegadas, lo que incrementaría aún más los ya exorbitantes costes del programa de modernización nuclear estimados en 6 billones de dólares.

“Biden aprobó una estrategia nuclear secreta centrada en la amenaza china” rezaba el titular del artículo del Times. A espaldas del pueblo estadounidense, el Gobierno de Biden ha autorizado una nueva estrategia que ordena a “las fuerzas estadounidenses a prepararse para posibles enfrentamientos nucleares coordinados con Rusia, China y Corea del Norte”, según el Times.

La total ausencia de debate sobre la política exterior estadounidense en la convención demócrata es aún más sorprendente si se tiene en cuenta que la plataforma adoptada el primer día de la convención incluye importantes cambios en el lenguaje relacionado con la política nuclear en comparación con la adoptada hace cuatro años.

La plataforma de 2020 condenaba al Gobierno de Trump por construir nuevas armas nucleares y se comprometía a ampliar los tratados de no proliferación nuclear. También afirmaba:

Los demócratas se comprometen a reforzar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, mantener la moratoria sobre las pruebas de armas nucleares explosivas, abogar por la ratificación del Tratado de Comercio de Armas de la ONU y el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, y ampliar el Nuevo START.

Sin embargo, todo este lenguaje está ausente de la plataforma 2024, que en cambio se compromete a ampliar enormemente el arsenal nuclear estadounidense.

La administración está modernizando cada brazo de nuestra tríada nuclear, actualizando nuestros sistemas de mando, control y comunicación, e invirtiendo en nuestro arsenal nuclear, para garantizar que podamos mantener y mejorar las capacidades y la postura en caso necesario.

La plataforma añade, en un pasaje que no ha sido editado desde que Biden fue sustituido por Harris en la contienda:

El presidente Biden nunca ha dado ni dará la espalda a nuestro ejército. En su segundo mandato, seguirá invirtiendo en la modernización de los sistemas de armamento de nueva generación, en oportunidades de formación de vanguardia y en capacidades de disuasión como nuestra fuerza de submarinos y la tríada nuclear.

En ninguna parte de los discursos de la convención se insinuó siquiera, ni mucho menos se defendió, esta demanda de ampliar masivamente el arsenal nuclear estadounidense.

Sin ninguna explicación, la plataforma del Partido Demócrata ha pasado de declarar que la construcción de nuevas armas nucleares es “indefendible” a afirmar que todos y cada uno de los sistemas de armas nucleares de EE.UU. deben ser “modernizados”, financiados y actualizados, a un coste de varios billones de dólares.

En realidad, la plataforma refleja un cambio radical en la doctrina nuclear oficial de EE.UU. bajo la Administración de Biden, rechazando el concepto de “destrucción mutua asegurada” y proclamando en su lugar una “nueva era nuclear”, en la que EE.UU. no debe verse “disuadido” de librar una guerra contra Estados con armas nucleares por la amenaza de represalias nucleares.

Un Gobierno bajo Harris trataría de ampliar significativamente las guerras de EE.UU. en todo el mundo, incluyendo la intervención directa de EE.UU. y la OTAN en el conflicto en Ucrania y una posible guerra con China, que en ambos casos presentan el riesgo de una guerra nuclear. Esto irá acompañado de un asalto masivo a la clase trabajadora, a la que se le dirá que debe “sacrificarse” por el bien del esfuerzo bélico.

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En una declaración publicada en X el miércoles, el candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad, Joseph Kishore, escribió:

Las afirmaciones de Bernie Sanders, Ocasio-Cortez (de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos) y otros de que Harris implementará grandes reformas sociales son mentiras, y saben que son mentiras. Todo se subordinará a la agenda de la clase dominante de guerra en el extranjero, de saqueo global, que exigen una intensificación masiva de la guerra contra la clase obrera en casa.

Kishore añadió:

El aparato sindical va a desempeñar un papel central: Biden se refirió a la AFL-CIO como su 'OTAN nacional'. A esto se refieren él y el presidente del sindicato UAW, Shawn Fain, un orador destacado en la convención, cuando hablan de un 'arsenal de democracia'.

Trump, por su parte, no está menos comprometido con la escalada bélica mundial. Ha prometido ampliar aún más el tamaño del ejército estadounidense e imponer aranceles del 100 por ciento a los productos chinos, una medida que tendría consecuencias devastadoras para el nivel de vida de los trabajadores e intensificaría masivamente la probabilidad de una guerra de Estados Unidos con China.

La escalada bipartidista de la guerra mundial refleja los intereses fundamentales del imperialismo estadounidense, que está decidido a compensar el declive de su hegemonía mundial mediante la violencia militar. Por esta razón, la lucha contra la guerra es la lucha por el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de agosto de 2024)

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