A la vista de todo el mundo, Israel está llevando a cabo un crimen de proporciones monumentales: una masacre deliberada y sistemática de las mujeres y los niños de Gaza.
La debacle militar de Rusia en el norte de Ucrania ha desencadenado un espiral de escalada: las potencias imperialistas están ampliando su participación en la guerra mientras Rusia amenaza con utilizar armas nucleares.
Los acontecimientos de las últimas 24 horas dejan en claro que el Gobierno de Biden, en nombre de los sectores dominantes de la clase gobernante estadounidense, está decidido a intensificar su confrontación con Rusia, incluso al punto de desatar una guerra mundial.
La marcha hacia la guerra está impulsada por una mezcla completamente tóxica de ambiciones geopolíticas desquiciadas y crisis internas irresolubles.
Las clases gobernantes de EE.UU. y Europa se enfrentan a una serie de crisis económicas, sociales y políticas intratables que se han visto agravadas por la pandemia. Están recurriendo a la guerra buscando desesperadamente una salida.
En tan solo dos semanas, todas las mentiras de los Gobiernos y la prensa han quedado expuestas. Ómicron no es “moderado” ni “manejable”. Las políticas irresponsables de hoy resultarán en una ola de muertes en enero y más allá.
Poner fin a la pandemia de COVID-19 exige que se rechace el concepto de que los intereses de lucro deben “balancearse” con salvar vidas.
Frente a una campaña incansable de propaganda del Gobierno y la prensa, es vital y urgente armar al público con la verdad científica sobre medidas viables y necesarias para poner fin a la pandemia.
El World Socialist Web Site condena enfáticamente la captura forzosa y captura del fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
El asalto por parte de las potencias imperialistas contra Siria es solo el preludio de un conflicto mucho más sangriento contra Irán, Rusia y China.
Las potencias imperialistas, basándose en acusaciones fraudulentas, se encuentran al borde de incurrir otro baño de sangre en Oriente Próximo.
