Los despidos masivos en la planta de ensamble Warren Truck de Stellantis representan una amenaza para los trabajadores automotores de todo el mundo. Los recortes en esta planta del área de Detroit, que están programados para el 8 de octubre, son una batalla en una guerra mundial contra los empleos, enfrentando a una clase trabajadora unificada por la producción global contra las gigantescas transnacionales.
En una reunión del local sindical el jueves, los trabajadores de Warren Truck estaban furiosos y decididos a luchar. La burocracia del sindicato United Auto Workers (UAW), por otro lado, no pudo reunir la energía para fingir que le importaba, solo distribuyó folletos de la propia empresa sobre cómo solicitar el seguro por desempleo.
Shawn Fain y el aparato del UAW estaban cumpliendo su papel como brazo de las empresas. Presentaron el despido de 2.450 trabajadores, que sabían que ocurriría de antemano y son el resultado de los contratos propatronales que impusieron el año pasado, como un hecho consumado, al que los trabajadores no pueden hacer nada para oponerse.
¡Esto no es cierto! Los recortes pueden y deben ser opuestos, pero requieren la organización de la clase trabajadora de forma independiente y en oposición a la burocracia, movilizando la fuerza colectiva de todos los trabajadores en el UAW y más allá.
Los trabajadores automotores en los Estados Unidos deben ver su lucha como una batalla global, que enfrenta a una clase obrera internacional contra las corporaciones transnacionales involucradas en una masacre de empleos.
Si bien los despidos en Warren Truck están relacionados con la disminución de las ventas de vehículos, en el fondo se han planificado durante años, como parte de la mayor transformación en la industria automotriz desde los días en que Henry Ford introdujo la línea de ensamblaje. Las empresas están utilizando la transición a los vehículos eléctricos, cuya fabricación requiere menos mano de obra, para eliminar gran parte de la fuerza laboral automotriz mundial.
Como advirtió el año pasado la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base, antes de que se impusieran los contratos propatronales que ahora se están utilizando para despedir a los trabajadores, las empresas planean usar los vehículos eléctricos para amenazar la mitad de todos los empleos en la industria en los Estados Unidos durante la próxima década, medio millón de empleos en Europa y cientos de miles más en otras partes.
El director ejecutivo de Stellantis, Carlos Tavares, dijo a los inversores este verano: “la carrera de los vehículos eléctricos se ha convertido en una carrera de reducción de costos”. Aquellos trabajos que queden se mantendrán con salarios de pobreza, a menudo donde los costos sean los más bajos.
Ya este año, las automotrices han recortado 8.000 empleos solo en los Estados Unidos, incluidos más de 2.000 en la planta cercana Mack de Stellantis en Detroit y miles de trabajadores suplementarios a quienes el UAW mintió cuando les prometió que serían contratados a tiempo completo bajo el nuevo contrato.
Tesla también anunció la eliminación de 14.000 puestos en sus operaciones en todo el mundo, tanto en los EE.UU. como en el extranjero, incluyendo 3.000 en una sola planta en Berlín. Muchos trabajadores solo descubrieron que estaban desempleados cuando intentaron escanear su tarjeta de ingreso.
Se han producido despidos masivos en toda la industria automotriz alemana, especialmente entre los proveedores, y Volkswagen también amenaza con el cierre de su planta en Bélgica, que emplea a 3.000 personas.
Los trabajadores automotores italianos han sido diezmados desde la formación de Stellantis a través de una fusión entre Fiat-Chrysler y Peugeot a principios de 2021. La fuerza laboral italiana en Stellantis ha caído de 55.000 a 43.000 en solo tres años, y la compañía anunció más de 3.500 recortes más a principios de este año.
Y General Motors acaba de anunciar que tiene la intención de llevar a cabo una importante reestructuración de su negocio en China, donde las ventas se han desplomado desde un máximo de 4 millones de vehículos en 2017 como consecuencia del endurecimiento de las medidas de guerra comercial por parte de Estados Unidos.
El carácter global de los despidos subraya la necesidad de una respuesta internacionalmente unificada por parte de la clase trabajadora. Como señala la declaración de la Red de Comités de Base de Trabajadores Automotores esta semana, los trabajadores “no pueden defender su planta sin el apoyo de una contraofensiva coordinada por parte de los trabajadores automotores de todo el mundo”.
También explicó que esta es una lucha contra la burocracia sindical en todos los países, donde los trabajadores “están librando una guerra en dos frentes contra la empresa y los sindicatos, ya sea IG Metall en Alemania, Unifor en Canadá o el sindicato SINTTIA respaldado por el UAW y Biden en México”.
Se necesita una estrategia global para tomar el control de una economía mundial compleja, que ha creado niveles sin precedentes de productividad y riqueza, pero que ahora está subordinada a las ganancias de la oligarquía corporativa.
La intervención de la clase obrera también es necesaria para poner fin a la guerra. Las guerras por delegación de Estados Unidos en Ucrania, Gaza y los conflictos en desarrollo en otros lugares no tienen nada que ver con los “derechos humanos”, como se afirma, sino que realmente se trata de la conquista de mercados, materias primas, rutas marítimas y mano de obra, y de negárselos a sus enemigos. La competición por el mercado de vehículos eléctricos en particular es fundamental para los crecientes preparativos de guerra con China.
En todos los países, los burócratas sindicales facilitan los despidos mientras promueven la política de “Estados Unidos primero”, “Italia primero”, “Alemania primero”, etc. Al promover este nacionalismo divisivo, ayudan a las empresas a enfrentar a los trabajadores entre sí.
Esto es muy prevalente en Estados Unidos, donde el UAW y otros sindicatos están comprometidos en una alianza corporativista con el Gobierno. Biden respaldó el contrato que se está utilizando para despedir a miles de trabajadores automotores, mientras que el presidente del UAW, Fain, ha sido promovido al nivel de un funcionario semigubernamental. El aparato del UAW es ahora uno de los principales promotores de la campaña de Harris.
Esta es también una alianza en tiempos de guerra para preparar el “frente interno”. Fain, vistiendo camisetas con bombarderos de la Segunda Guerra Mundial, declara que los trabajadores tienen que seguir los pasos del “Arsenal de la Democracia”, lo que implica que deben estar preparados para sacrificarse por otra guerra mundial.
En un video publicado el viernes, el presidente del UAW, Fain, denunció al portugués Tavares y a los “ejecutivos extranjeros” por “administrar mal” a Stellantis. Comparó desfavorablemente a Stellantis con General Motors y Ford, que supuestamente son más “estadounidenses”, cuando en realidad también operan en todo el mundo. Se olvidó de informar a su audiencia que el UAW está facilitando los despidos en las tres empresas.
La economía global no solo ha resultado en la transformación de las burocracias sindicales en agentes abiertos de la patronal y del Estado nacional. También ha creado una clase trabajadora que es mucho más grande e interconectada que nunca, creando la posibilidad de un nuevo movimiento internacional contra la explotación.
Hay muchas señales que confirman esta posibilidad, incluida la ola de huelgas salvajes transatlánticas que obligó a la industria automotriz a cerrar en la fase inicial de la pandemia. En Italia, estallaron huelgas salvajes este año contra los despidos masivos.
Mientras que el UAW está respondiendo con chauvinismo antimexicano a la amenaza de Stellantis de trasladar más producción hacia el sur, los trabajadores mexicanos están luchando contra las condiciones de superexplotación y han pedido el apoyo de sus hermanos y hermanas del norte, como cuando se negaron a manejar la producción adicional que buscaba romper la huelga de GM de 2019. Ese mismo año, decenas de miles de trabajadores de autopartes se movilizaron contra los sindicatos mexicanos y marcharon a la frontera con Estados Unidos para llamar a una lucha unida.
¡Es hora de trazar una línea en la arena y luchar! Hay que oponerse y resistir a la masacre global de empleos, y Warren Truck es ahora un campo de batalla crucial en la contraofensiva de la clase trabajadora.
Para que esta lucha tenga éxito, los trabajadores deben tomar medidas inmediatas para organizar comités de base, establecer líneas de comunicación con sus compañeros de trabajo y construir una red de comités de base para planificar acciones conjuntas contra los despidos, en los Estados Unidos e internacionalmente.
El WSWS insta a los trabajadores a asumir los principios descritos en la declaración de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base en enero:
- ¡Pongan un alto inmediato a todos los recortes de empleo, y reincorporen a todos los afectados!
- ¡Reduzcan la jornada laboral, con un aumento salarial, tomando en cuenta que se necesitan menos horas para fabricar vehículos eléctricos, así como para compensar las décadas de salarios estancados!
- ¡Únanse más allá de las fronteras para luchar contra la masacre mundial del empleo!
- ¡Pongan la industria automotriz bajo propiedad social, sujeta al control democrático de los trabajadores!
Para obtener ayuda en la formación de comités de base, completa el siguiente formulario.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de agosto de 2024)